Confucio: El hombre que mueve montañas comienza cargando pequeñas piedras.
Nadie va al gimnasio para levantar cien kilos en su primer día, ni su primera semana, ni su primer mes. Nadie se enfrenta a grandes retos sin haber crecido por al camino. Y así es la vida: te enfrentes a lo que te enfrentes, empezarás poco a poco. La fuerza y la claridad mental se desarrollan mediante el esfuerzo, práctica y comprensión. Cualquier reto que tengas por delante requiere un proceso, de nada sirve avanzar a lo loco. Piensa en tu primer desamor; en esa etapa de la vida, todas las personas se sienten frustradas y perdidas, como si hubiesen encontrado oro y después lo hubiesen perdido todo, como si nunca fuese a aparecer nada parecido. Se pasa un proceso que parece eterno, como si ya nunca nada fuese a cambiar, pero una vez que lo has pasado, lo sabes. Estas son tus primeras pequeñas piedras. En las siguientes veces, ya sabes cómo te vas a sentir, y ya sabes qué vas a pensar, pero también sabes que se acaba. Las piedras que empiezas a llevar para practicar son la experiencia, los recuerdos, la sabiduría acumulada que te hacen más fuerte y te enseñan a mover esas verdaderas montañas.