Beethoven: El genio se compone del 2% de talento y del 98% de perseverancia.
Aquellos nacidos con un talento tienen esa pequeña suerte, pero para muchos de ellos acaba convirtiéndose en un problema. Tener un talento alimenta el ego sin haber realizado un esfuerzo, sin haber hecho nada en especial para ganarte ese «regalo» o «don». No hay nada que no pueda ser superado por el trabajo duro. Importa más lo que haces con lo que tienes, que lo que tienes de manera innata. Esta frase pertenece a un prodigio como Beethoven, que contó con ambas. Tenía talento, pero también tenía «maldiciones» como su problema auditivo. Sin embargo, hizo del obstáculo su camino y con trabajo duro, dedicándole la vida a la música, se ha convertido en una de las figuras artísticas más reconocidas a nivel global. Si se hubiese basado únicamente en su talento, habría abandonado al tener problemas, o se habría conformado con mucho menos. Este es solo uno de los muchos ejemplos de la historia. Importa más que perseveres, que sigas trabajando cuando ya no puedas más, que te superes a ti mismo constantemente, que construyas rutinas y retos por igual, importa mucho más que aquellas habilidades con las que nacemos.