Ayn Rand: La persona que no se valora a sí mismo, no puede valorar nada ni a nadie
Cuando te pones a ti mismo en primer lugar, tomas decisiones que sólo mejoran tu calidad de vida. Comes mejor, duermes y haces más ejercicio porque te das cuenta de que cuidar tu bienestar mental y físico es esencial para tu éxito. Cuando te ves mejor, te sientes mejor, y cuando te sientes mejor, haces mejor las cosas. Se trata, en parte, de un mito psicológico que dice que hay que amarse a sí mismo antes de que otra persona pueda amarlo. La verdad es que muchas personas aprenden a amarse a sí mismas siendo primero amadas por otra persona. Si nunca has tenido una familia cariñosa, es más difícil construir una autoestima sana. Amarse a uno mismo facilita, sin duda, amar a otra persona. Cuando te aceptas y te amas a ti mismo, no necesitas la aprobación o el amor de otra persona, y es probable que creas que encontrarás a alguien a quien amarás, y que te amará a ti. No puedes amar realmente a otro hasta que te ames a ti mismo. No conoces el verdadero perdón hasta que te perdonas a ti mismo. Es mucho más difícil amarnos, perdonarnos y aceptarnos a nosotros mismos que hacerlo con los demás, especialmente con los que más nos importan.