Neil Strauss: Cualquiera que odie algo, es que se siente amenazado por ello.
El odio está impulsado por dos emociones clave: el amor y la agresión: Una, el amor hacia el grupo interno, el grupo favorecido; y dos, la agresión hacia el grupo externo, el grupo considerado diferente, peligroso y una amenaza para el grupo interno. Se supone que el odio se desarrolla cuando otros maltratan o humillan a alguien, o cuyas acciones deliberadas se han convertido en un obstáculo para los objetivos de alguien. Algunos psicólogos creen que el odio es una emoción aprendida, no algo inherente al nacimiento. Creen que esta conducta aprendida puede mostrar su fea cara en forma de prejuicios, fanatismo y crímenes de odio. El odio también hace que la mente intente predecir lo que la persona odiada puede hacer como mecanismo de defensa. Esto provoca más ansiedad, inquietud, pensamientos obsesivos y paranoia, lo que afecta a la salud mental en general. El odio afecta negativamente al sistema nervioso, al sistema inmunitario y al sistema endocrino. Es un sentimiento relativamente estable de intensa aversión hacia otra persona, entidad o grupo. El odio es distinto de los sentimientos efímeros como la ira y el asco, pero podemos decir que nace del miedo.