Gandhi: Ojo por ojo y todo el mundo quedará ciego.
Cuando alguien te ha agraviado, es normal que sientas un espectro de emociones: ira, tristeza y, a veces, incluso el deseo de devolverle el agravio. Sin embargo, es un buen momento para preguntarse: ¿Funciona la venganza? ¿Merece la pena herir a alguien que te ha hecho daño, o acabas sintiéndote peor? ¿Es posible que la venganza te haga sentir mejor? Pero aunque vengarse te ayude a sentirte validado en el momento, en última instancia no cambia tu vida ni tus circunstancias. Y, de hecho, aunque algunos actos de venganza puedan parecer “inofensivos”, también pueden ser peligrosos y causar graves daños a la vida o al sustento de alguien. Incluso si obtienes un alivio o felicidad temporal al vengarte, puede valer la pena encontrar otras formas de manejar tus emociones. Es la única manera de romper el ciclo constante de malos sentimientos y acciones. Aunque ahora te sientas herido o traicionado, con el tiempo podrás dejar atrás esos sentimientos, pero si cargas tu conciencia con la culpa, es más probable que rumies tus acciones. Esto hace que sea mucho más difícil seguir adelante y sólo hace que tu vida quede en suspenso.