Fernando Savater: Las leyes no están para esclavizar sino para encauzar la libertad.
Esta frase del filósofo español Fernando Savater, resume muy bien el propósito de las leyes y de los derechos. Las leyes no deberían ser impuestas para limitar nuestra libertad, sino para fomentarla. Las leyes, correctamente formuladas, establecen fronteras para que nadie invada tus derechos y tú no invadas los de nadie Una ley limita la libertad de una persona para prevenir que esa persona vulnere la libertad de otra persona. Esto es lo que se llama el orden social.
El Estado se encarga de reglamentar estas leyes y establecer sanciones en caso de incumplimiento para proteger el bienestar de sus ciudadanos y el propio funcionamiento de la sociedad La legislación es necesaria para que las personas se sientan seguras, para protegerlas de aquellos que no respeten los derechos de los demás. Y, aunque por supuesto nadie desea nunca encontrarse con la ley, es cierto que todos nos sentimos más protegidos al saber que hay una serie de normas a seguir por todos y para todos.
Nuestra libertad de poder movernos, trabajar, comunicarnos, reunirnos, actuar o poder vivir con nuestro propio estilo de vida, nuestra libertad de ser quienes somos (siempre que no involucre dañar a otro), se sostiene gracias a unas leyes que hacen lo posible por evitar que jamás nos falte dicha libertad.
Inspírate con más fotos de frases:
Bill Gates: El éxito es un pésimo maestro. Seduce a las personas inteligentes para que piensen que no pueden perder.
Napoleón Bonaparte: Nada es más difícil y por lo tanto más querido, que ser capaz de decidir.
Confucio: La vida es realmente sencilla, pero nos empeñamos en complicarla.
Musonio Rufo: De la gente buena aprenderás lo bueno, pero si te mezclas con lo malo, destruirás el alma que tenías.
Stephen Covey: No soy un producto de mis circunstancias. Soy un producto de mis decisiones.
Willa Cather: Hay cosas que se aprenden mejor en la calma y otras en la tormenta.
Ortega y Gasset: Yo soy yo y mis circunstacias
Sócrates: Comenzar bien no es poco, pero tampoco es mucho.
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