Cómo Dejar de Procrastinar
Todos en algún momento luchamos para evitar procrastinar lo menos posible. Se piensa que la procrastinación está estrechamente relacionada con la actividad con la que procrastinamos y que, además, está relacionada con el trabajo. Sin embargo, aunque parezca contradictorio, la procrastinación no tiene nada que ver con el trabajo de nadie.
¿Qué es la procrastinación?
Se trata, principalmente, de una manera en la que liberamos el estrés. ¿Cómo puede explicarse?
Todo el mundo atraviesa numerosas situaciones estresantes durante el día, o por lo menos, con bastante regularidad. Buenos ejemplos serían las diferencias entre parejas que conducen a fuertes discusiones, la salud de los padres que empieza a deteriorarse y ameritan de constante atención y cuidados, o ese proyecto en el que has invertido un fuerte capital de tus ahorros y que ahora no marcha tan bien. Como estos, un sinfín de problemas que nos agobian a diario.
Renunciar al trabajo no es una alternativa, así que el deber es ir a trabajar. En el trabajo las cosas no son menos complicadas, hay bastantes tareas pendientes por hacer y todas las situaciones externas siguen revoloteando en la cabeza. Ahora toca hacer más de 20 llamadas telefónicas, mientras que los jefes están alrededor supervisando. Adicionalmente, hay que rendir cuentas a otros superiores que no has llamado en los últimos días. Puedes adaptar todas estas situaciones a tu trabajo real.
Con tanto estrés y semejante responsabilidad sobre los hombros es normal que el cerebro esté fatigado y no quiera seguir.
En este punto es cuando se oye una voz interior que nos dice, “¿realmente tengo que hacer todas estas llamadas, en especial para hablar con personas que ni siquiera me caen bien o de las que temo?
¡Por supuesto que no! Es demasiado estrés, ¿por qué no mejor vemos unos vídeos de gatitos o de bebés? Solo tomará un par de minutos.” Cuando te das cuenta, ya ha pasado una hora.
¿Te suena familiar?
Hábito de procrastinar en 3 partes
Hábito, esta es la palabra clave. Si bien los hábitos están muy arraigados en nosotros, siempre hay una forma de romperlos. Para empezar, es necesario entender que no eres un procrastinador, sino que tienes el hábito de procrastinar. Existe una gran diferencia entre una cosa y la otra. Lo más importante es que un hábito puede romperse, más aún si conoces un poco sobre la ciencia de los hábitos.
Todos los hábitos tienen 3 partes:
- El desencadenante: en el caso de la procrastinación, siempre será el estrés.
- El patrón: es lo que siempre se repite, que en este caso sería el evitar hacer algo. (El trabajo).
- La recompensa: el premio de lo que hayamos hecho. Si fue procrastinar, entonces sería liberar un poco el estrés.
Existe una sola manera de trabajar para romper un hábito y no es precisamente tratar de deshacerse de los elementos desencadenantes.
Recuerda que el desencadenante de la procrastinación es el estrés y jamás podremos evitar estresarnos en algún momento de la vida.
Pasos para dejar de procrastinar
El secreto está en intentar romper el patrón, entonces en lugar de distraerte haciendo otra cosa, trabaja.
- Reconocer el estrés: la próxima vez que te encuentres en una situación similar y tu cerebro te diga que debes relajarte un poco leyendo las noticias de anoche, no lo hagas. Es el momento para detenerse y pensar “debo estar estresado.”
- Contar de 5 al 1: Cuenta lentamente hasta el 1 para:
- Interrumpir el hábito de procrastinación que tiene lugar en la región temporal y activar la corteza prefrontal.
- Trabajar solo por cinco minutos. La razón por la que solo son cinco minutos es porque tu problema no es trabajar, sino solo empezar. Según investigaciones, una vez que somos capaces de empezar, hasta el 80% de las personas van a continuar sin detenerse.
Si has llegado hasta aquí, tal vez te interese cambiar el hábito de procrastinar por alguno de estos 29 hábitos de productividad personal.