Frases de Epicteto
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Frases de Epicteto en imágenes para compartir en redes sociales
La verdad triunfa por sí misma, la mentira siempre necesita complicidad.
Los hombres no se perturban por las cosas, sino por la opinión que tienen de éstas.
Los cuervos arrancan los ojos a los muertos cuando ya no les hacen falta. Pero los aduladores destruyen las almas de los vivos cegándoles los ojos.
Un barco no debería navegar con una sola ancla, ni la vida con una sola esperanza.
Engrandecerás a tu pueblo no elevando los tejados de sus viviendas, sino las almas de sus habitantes.
No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo.
No pretendas que las cosas ocurran como tu quieres. Desea, mas bien, que se produzcan tal como se producen, y serás feliz.
Ninguna persona es libre si no es su propio amo.
Para alcanzar la libertad sólo hay un camino: el desprecio de las cosas que no dependen de nosotros.
Solo existe una forma de felicidad, que es dejar de preocuparnos por aquellas cosas que estén más allá del poder de nuestro deseo.
El error del anciano es que pretende enjuiciar el hoy con el criterio del ayer.
Lo que tu evitas sufrir no lo hagas sufrir a otros.
No son las cosas que nos pasan las que nos hacen sufrir, sino lo que nos decimos sobre estas cosas.
Sobre todo, no hablemos jamás de los hombres para denigrarlos, ensalzarlos o compararlos.
Más frases de Epicteto
- La vida es demasiado corta y tienes cosas importantes que hacer.
- El deseo y la felicidad no pueden vivir juntos.
- El que tiene suerte, encuentra en el yerno un hijo; el que no la tiene, pierde una hija.
- Deja que el silencio sea tu normal general; o solo has de decir lo que sea necesario y en solo unas pocas palabras.
- Querer agradar a los demás es una trampa peligrosa.
- Algunas señales del que progresa en el estudio de la sabiduría; a nadie censura, a nadie alaba, no se queja de nadie y no acusa a nadie. No habla de sí como si él fuera o supiera algo.
- La envidia es el adversario de los más afortunados.
- ¿Qué ganarías con injuriar a una piedra que es incapaz de oírte? Pues bien, imita a la piedra y no oigas las injurias que te dirijan tus enemigos. (muchas veces ese enemigo somos nosotros mismos, cuidado con lo que nos decimos por dentro)
- Si dicen mal de ti con fundamento, corrígete; de lo contrario, échate a reír.
- Acusar a los demás de los infortunios propios es un signo de falta de educación. Acusarse a uno mismo demuestra que la educación ha comenzado.
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