La paradoja de Salomón
Seguro que has escuchado la frase: Consejos vendo y para mi no tengo.
Y es que nos resulta muy fácil ayudar a los demás y aconsejar mientras miramos los toros desde la barrera, pero cuando tenemos problemas por dentro, nos resulta un desafío temeroso y a menudo cuesta mucho ver la solución.🙈
A esto se le llama la paradoja de Salomón:
El Rey Salomón, famoso en el Antiguo Testamento por su sabiduría, vivió una vida de contradicciones: sabio para aconsejar a otros, pero incapaz de seguir sus propios consejos.
A pesar de su inteligencia:
- Tenía cientos de relaciones complicadas.
- Estaba obsesionado con la riqueza.
- No mantenía buena relación con sus hijos.
Este contraste inspiró lo que llamamos la Paradoja de Salomón: ser buenos aconsejando a otros, pero no a nosotros mismos. Todos hemos caído en esto alguna vez, porque ser objetivo es fácil con los demás, pero difícil con uno mismo debido a las emociones.
Cómo evitar la paradoja de Salomón:
1. Crear Espacio:
Viktor Frankl nos enseña que pausar antes de reaccionar nos da el control sobre nuestras respuestas. Ante un impulso, detente. Esto te permite manejar mejor tus emociones y actuar con claridad.
2. Ampliar la Visión:
Recuerda ver las cosas en perspectiva. Nuestra vida, vista de cerca, puede parecer un caos, pero si nos alejamos, notaremos nuestro crecimiento y los desafíos en su verdadera dimensión. Usar la imaginación para vernos en el pasado o futuro ayuda a ganar esta perspectiva.
En resumen, para enfrentar la Paradoja de Salomón, necesitamos pausar y ver las cosas desde lejos. Esto nos ayuda a encontrar las respuestas correctas.
A partir de ahora, hay que comprar los consejos que también vendemos. 📈
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