Cuando Todo Sale Mal
Es importante estar preparado ante cualquier situación que nos venga. Cuando todo sale mal, tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos para darle la vuelta a la situación.
La pandemia global que estamos viviendo con el COVID19 es sin duda un drama. Y es que, por desgracia, el coronavirus trae consigo multitud de problemas o situaciones de emergencia en diferentes ámbitos. Desde la salud, o nuestra situación laboral, está claro que el bicho está sacudiendo nuestras vidas de lo lindo.
Y es por ello que estas leyendo este artículo, aunque no está escrito específicamente por motivos de coronavirus, es muy problable que puedas adoptar algunos de los consejos para futuros eventos que puedan suceder en tu vida.
¿Qué hacer cuando las cosas empiezan a salir mal?
Las ventas de tu empresa están cayendo por una mala gestión, estás aumentando de peso por no ejercitarte como es debido, estás trabajando tanto que no te queda tiempo para atender a tus hijos, entre otros. Añade casi cualquier otra cosa en la que estarías propenso a cometer errores. Sin embargo, no hay que verlo como algo completamente negativo. De hecho, cometer errores es parte esencial de la vida. Vivir sin errores ni problemas significa que no hay desafíos y sería la vida más aburrida de todas. Pero, ¿qué se puede hacer cuando las cosas empiezan a marchar mal?

Paso 1: Respira profundo
Cualquier desafío en frente estará lleno de pequeños errores y contratiempos. Pero, ¿acaso no sabías que iban a suceder? Desde luego que sí. Entonces, siempre ten eso en cuenta. Si algo llegara a salir mal, el pánico empieza a apoderarse de ti, lo sientes en el corazón, pero lo primero que debes hacer es detenerte. Respira durante unos segundos. Piensa en que estás preparado para enfrentarlo, de que es una oportunidad para crecer y salir adelante.
Paso 2: Determina la gravedad de la situación
Ya respiraste profundo. Es momento de analizar el panorama para identificar las consecuencias que el problema ha originado. Busca si hay sangramiento, mueve los dedos y articulaciones para ver si hay dolor, una posible fractura, entre otros. ¿No hay daños físicos? Buscamos en el resto de nuestro equipo los mismos signos de daños corporales.
Ahora mira bien alrededor para asegurarte de que no haya un incendio o una fuga de gas o cualquier otra amenaza. Si no conseguiste nada y están a salvo, entonces es momento de relajarse porque no es una situación de emergencia ni mucho menos.
Paso 3: Averigua qué fue lo que salió mal exactamente
En ausencia de un peligro inminente es crucial hacer una pausa para reflexionar sobre la situación. Pregúntate dónde estás y dónde se supone que debes estar. ¿Cuál era el resultado que estabas buscando obtener? Ahora que no lo has logrado, ¿cuánto falta para alcanzar el objetivo deseado en base a los resultados que ahora mismo tienes?
También es oportuno calificar la magnitud del problema de acuerdo a su gravedad. ¿Qué tan grave sería perder un vuelo? Califica estos problemas del 1 al 10 según tu criterio: olvidar preparar la presentación de esta tarde en el trabajo, no pagar a tus empleados en la fecha acordada, dejar el cargador de tu teléfono móvil antes de irte de vacaciones.
Da igual el valor que asignes, lo primero que debes hacer es respirar, ya que ninguno de estos errores habrá puesto en riesgo tu integridad física.
Paso 4: Toma medidas (o no)
Si ya identificaste con precisión qué fue lo que salió mal, es momento de diseñar un plan para tratar de revertir la situación y que vuelva a su curso natural. Por ejemplo, en caso de que hayas perdido un boleto, en la mayoría de los casos es posible plantearle la situación al servicio de atención al cliente y evitar pagos adicionales. Al final, solo hay dos posibles alternativas al problema: Solucionarlo o no solucionarlo.
Maneras de solucionar un problema
- Ignorándolo: A veces solo es necesario dejar las cosas tal cual están y seguir el camino. Esta opción es particularmente válida cuando no es un problema trascendental. Olvidar el teléfono antes de irte de viaje podría ser lamentable, piensas que te vas a aburrir en el camino, sin embargo, al no distraerte con el teléfono piensa que podrás interactuar mejor con quienes te rodean y con el propio paisaje.
Pregúntate, ¿es realmente una situación seria que hará que todo se desmorone? ¿O era algo que estaba apuntado pero que simplemente no salió de acuerdo al plan? Si crees que es la segunda opción, es mejor dejarlo ir. Quizás ni siquiera sea un problema y no amerite que pienses demasiado en ello.
- Arreglándolo: Si en definitiva es un problema imposible de ignorar, pero nadie ha muerto ni está en grave peligro, entonces aprovecha esta calma para pensar mejor en las soluciones más convenientes.
A menudo, la solución es simple. Una reunión laboral se puede reprogramar, así como también puedes tomar el siguiente autobús y aún llegar con un pequeño margen de tiempo.
A veces la solución no es para nada agradable. Imagina que estás tomando una taza de té sobre tu laptop y por accidente derramas todo sobre ella. Es la única con la que dispones y tu fuente de ingresos. ¿Qué puedes hacer? Simplemente ir a comprar otra. Es doloroso, pero piensa que quedarse sin trabajo hubiera sido aún peor.
- No arreglándolo: Sí, hay una tercera. Consiste en dejar el problema tal cual como está y enfadarnos. Enojarnos con quienes nos rodean, culparlos, tirarnos al suelo y patalear como un niño malcriado. Lo importante no es cómo no arreglamos el problema, es la manera que elegimos para no arreglarlo.
¿Qué significa Gestalt?
Cualquier plan, proyecto, viaje, relación o negocio está compuesto de una serie de eventos y cada uno de ellos va desencadenando el siguiente. Como el efecto dominó.
Pero a diferencia del efecto dominó, un plan puede continuar si uno de esos pequeños eventos no sale como estaba planeado. Que olvidaras el traje de baño para tus vacaciones en una playa paradisiaca del Caribe, no será impedimento para que disfrutes la experiencia. La llamada de conferencia que perdiste probablemente no termine arruinando un proyecto entero.
Nuestros recuerdos, las vivencias y las historias no están formadas por un solo evento, sino más bien, por muchos fragmentos. Si perdemos de vista la Gestalt de nuestros recuerdos y solo resaltamos los diminutos inconvenientes y las pequeñas desgracias, entonces las grandes historias que estamos viviendo pasan a un segundo plano y pierden su verdadero valor.
Los problemas nos recuerdan lo bien que todo terminó
Los inconvenientes y percances a lo largo del camino no arruinan la historia. Por el contrario, ayudan a mejorarla. ¿Acaso has visto una buena película en la que los protagonistas son perfectos y todo les sale bien? No es posible porque de otro modo, no sería interesante para ningún espectador. Una historia carente de cualquier emoción y situaciones complejas no le interesa a nadie.
La historia de una película o de una serie nos gusta porque los protagonistas se enfrentan a un problema, luchan contra él y casi siempre lo superan. De esta manera hay que percibir la vida. A veces las cosas no salen a la perfección, se tuercen un poco y no siguen el plan, pero no es razón para molestarse ni para pensar que la experiencia será una ruina total. Se trata más bien de un giro en la trama de la historia para que el final sea más emocionante y emotivo.
Controla lo que puedes y vive con el resto
Nuestro trabajo no es ser quien controla las historias. En realidad, nuestro trabajo es actuar como el narrador. Lo único que deberíamos hacer es elegir con qué entusiasmo narrar la historia. Puede ser triste para dar a entender a los demás lo difícil que la estamos pasando, o más bien con entusiasmo para enseñar qué es la superación personal y llegar a un final feliz.
Cuando los eventos en nuestras vidas se escapan de nuestras manos, siempre tendremos la elección de cómo lidiar con esos eventos.
