Qué hacer cuando estás estancado
Estoy estancado: ¿Qué hago?
Por muy organizada que tengas tu vida, hay veces en las que nos sentimos estancados.
Te sientes atascado sea en el ámbito personal o profesional, y tus rutinas ya no te ayudan mucho.
Tener una serie de rutinas que estructuren tu vida te da la ventaja de no tener que tomar decisiones sobre «qué hacer» o «qué debería hacer primero», porque ya lo has pensado con antelación. Esto nos permite trabajar más tranquilos con una sensación de control.
Sin embargo, no es bueno acostumbrarse a un solo método de vida demasiado tiempo. Acabas en modo automático y pierdes la motivación o el sentido de lo que estás haciendo.
Por eso, hoy te traemos unos cuantos consejos para volver a ser productivos y tomar el control de nuestro estado de ánimo.
Truco instantáneo para cuando estás estancado
Hay una manera de cambiar tu estado en el momento. No es la solución permanente, pero te puede servir en determinados momentos.
Se trata de cambiar tu estado de fuera hacia dentro.
Cuando estamos agobiados, tristes, nerviosos, etc., tendemos a encogernos, echar los hombros hacia delante, escuchar música triste, etc.
Lo que tienes que hacer es intentar ser consciente de estas señales de tu cuerpo y cambiarlas.
Normalmente cuando estamos tristes, el cerebro busca algo con lo que identificarse, como música triste.
Y está bien no estar bien siempre, pero si crees que esto te sucede a menudo y necesitas desatascarte, haz lo contrario: ponte música alegre.
Crea una playlist con canciones que te levanten siempre el ánimo para incitar a tu cerebro a una mejor sensación.
Haz una sonrisa forzada aunque no te apetezca sonreír. Al activar estos músculos tus nervios envían unas señales relacionadas con la felicidad.
Si estás nervioso, angustiado o te sientes mal en general, es importante que cuides tu postura.
En lugar de encorvarte, echa los hombros hacia atrás, saca pecho y levanta tu cabeza. Es una postura de poder que transmite energía.
Si trabajas sentado, prueba a levantarte rápidamente cuando te sientas decaído y salta. Da unos cuantos saltos en tijera, moviendo brazos y piernas abriendo y cerrando, y tu cuerpo se espabilará.
Una gran idea es dar estos saltos escuchando la canción que más te anime.
Innova en la cocina
Es normal que una vez que encuentras los sabores que más te gustan, sean los que prevalen en tu día a día.
Si estás tratando de llevar una vida saludable y no te sientes motivado con tu estilo de alimentación, prueba a cambiar de sabores.
Compra ingredientes que no sueles utilizar y busca recetas. Aunque no te llamen la atención porque no traen tus alimentos favoritos, dale una oportunidad.
Prueba a añadir especias, condimentos y hierbas diferentes.
Rétate a ti mismo a cambiar de alimentación durante una semana entera. Cada día un desayuno, un almuerzo y una cena.
La alimentación es uno de los pilares más importantes. Es esencial que te alimentes con calidad para estar sanos, así que dedícale el tiempo necesario a la cocina.
Prueba a utilizar platos o cuencos bonitos, e intenta colocar tu comida en una bonita disposición.
Compartir fotos de tus comidas en las redes sociales alimenta tu sensación de compromiso al saber que otros lo ven, y al ser más agradable a la vista te motivará a comer y cocinar mejor.
Cambia tu entorno
Si tienes un lugar específico para trabajar, con escritorio, lámparas, etc., puedes probar a hacer pequeñas redecoraciones.
Consigue una pizarra para ordenar tus tareas y ponerte notas motivacionales cerca, así lo leerás cada vez que te distraigas.
Además, si tienes algún tipo de trabajo o estudio que puedas hacer en cualquier sitio, cambia tu entorno.
Puedes ir a leer o escribir a un parque o a una cafetería. Puedes ir incluso a una biblioteca.
Recomendamos siempre probar estos cambios a lo largo de una semana para darte la oportunidad de comparar y ver si hay algún cambio positivo.
También puedes cambiar tu entorno digital. Pequeños detalles como el color del tema, el fondo de pantalla, la fuente de la letra, etc.
Los pequeños cambios ayudan a que tu cerebro no se acostumbre demasiado a lo mismo y se mantenga activo y atento.
Sal de tu zona de comfort
Si no haces deporte regularmente, quizás sea hora de empezar.
Por supuesto, depende de tu situación personal. Es imposible dar un consejo para todos los tipos de cuerpos con distintas situaciones de salud.
Pero a menos que sea imposible o te lo desaconseje un médico, siempre hay algo que puedes hacer para mantener tu cuerpo activo.
Puedes hacer algo de yoga o solo estiramientos unos minutos al día. Añadir esta rutina quizás antes de ducharte o antes de dormir.
Si ya haces deporte, prueba a hacer un cambio radical esta semana.
Recuerda, si te salen agujetas, probablemente lo estés haciendo bien (sin pasarse), porque estás ejercitando partes de tu cuerpo que no utilizas normalmente.
Por ejemplo, si sales a correr, haz una semana entera de fuerza. Alterna cardio con fuerza para salir de tu zona de confort.
Si actualmente no sales demasiado de casa, procura obligarte a dar un paseo todos los días.
Haz algo que normalmente no hagas, y enfócalo hacia un objetivo saludable.
Probablemente notarás resultados positivos que no esperabas, y no tienes que hacer algo demasiado grande.
Cambia tus rutinas
Siguiendo con la metáfora del deporte, imagina que tienes una rutina completa, y que te gusta mucho.
Incluye de todo, así que estás contento y nunca la cambias.
Al final, tu cuerpo se acostumbra y el esfuerzo ya no es realmente esfuerzo.
Es importante tener rutinas de todo tipo, pero casi igual de importante es cambiarlas cada cierto tiempo.
Puedes seguir el mismo esquema, pero hacerlo todo distinto.
Imagina que siempre pones la misma playlist para trabajar o para hacer deporte. Pues toca hacer otra nueva.
Lo que comentábamos antes de la alimentación, si todos los días tomas el mismo desayuno, al final tu cuerpo lo digiere con más facilidad porque está acostumbrado. Tu cuerpo se relaja.
Procura meter pequeños cambios en tus rutinas, y cada cierto tiempo, cambiarla completamente.