Facundo Cabral: Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. Y si la historia es tan simple, ¿por qué te preocupas tanto?
Tal vez pienses inconscientemente que si te “preocupa lo suficiente”, puedes evitar que ocurran cosas malas. Pero el hecho es que la preocupación puede afectar al cuerpo de formas que pueden sorprenderte. Cuando la preocupación se vuelve excesiva, puede conducir a sentimientos de gran ansiedad e incluso provocar una enfermedad física. Al escribir tus preocupaciones, sientes que vacías tu cerebro y te sientes más ligero y menos tenso. Tómate tiempo para reconocer tus preocupaciones y escribirlas. Explora las raíces de tus preocupaciones o problemas. Una vez que sepas cuáles son las cosas más importantes que te preocupan, pregúntate si tus preocupaciones tienen solución. Para sufrir menos ansiedad y reducir el estrés, atiende a las necesidades físicas y mentales. La conexión mente-cuerpo es muy real, y tu bienestar físico puede tener un impacto en el bienestar emocional. Revisa tu conciencia, piensa si hay algo que tengas pendiente o que arrastres en tu día a día y haz algo al respecto. La forma en que te hablas a ti mismo sobre la ansiedad es importante, debes darle importancia. Habla de ella con tus seres queridos. La preocupación constante, los pensamientos negativos y el hecho de esperar siempre lo peor pueden hacer mella en su salud emocional y física. Puede minar tu fuerza emocional, hacerte sentir inquieto y nervioso, provocar insomnio, dolores de cabeza, problemas estomacales y tensión muscular, y dificultar la concentración en el trabajo o los estudios.