Diferentes maneras de ser productivos
¿Qué formas tengo de hacerme productivo?
Cuando empiezas a trabajar en algo que no te apetece realmente hacer, te distraes fácilmente.
Te pones en una habitación, en tu escritorio, empiezas con lo tuyo y de golpe estás pensando en otra cosa. Tu atención se desvía.
La realidad es que tu cerebro está pensando en muchas otras cosas aparte de lo que estás haciendo en el momento. Nuestra filosofía es: no se desperdician pensamientos.
Coge un diario y anota todo lo que se te venga.
Apunta todos los pensamientos intrusivos, sean de lo que sean.
Quizás pienses en algo que has visto por la ventana, en algo que tienes que hacer más tarde, o incluso pequeñas ideas.
Si estás trabajando es probable que algunas de esas ideas sean relativas a otros temas productivos, aunque no te incumban en ese momento.
Aunque tardes más en hacer lo que tienes delante en ese momento, estarás aprovechando el tiempo.
Cuando vuelvas a revisar tu diario puedes encontrar ideas para otros proyectos. No desperdicies tus pensamientos.
Forzar a tu cabeza a pensar en una sola cosa suele ser inútil.
Además de este consejo para sacarte el máximo partido a ti mismo, también te vamos a ayudar a concentrarte en tu trabajo.
Se trata de jugar con tu cerebro.
Cómo centrarte en lo que estás haciendo
Redúcelo a cosas pequeñas
Si te sientas con una idea gigantesca, tu cerebro se abrumará.
Un proyecto intimidante te va a producir un bloqueo enorme.
Es como empezar a escribir un libro. No puedes sentarte y pensar que vas a escribir un best seller en cuanto te sientes. La realidad es que te va a llevar varios intentos y muchas sentadas.
El truco que te damos es reducir la tarea.
Fracciona tu trabajo.
Ponte una meta fácil de cumplir y probablemente la cumplirás sin mayor dificultad.
Haz una pequeña parte en esta primera sentada, y a lo largo del día puedes hacer tantas sentadas como quieras.
Siguiendo con el ejemplo del escritor, no tienes que escribir un libro, ni un capítulo. Siéntate a escribir un número de páginas fácil para ti. Más tarde puedes volver a repetir el proceso.
Poco a poco, paso a paso y llegarás más lejos que de un solo salto.
Acepta el contenido de baja calidad
Permítete hacer basura.
Para de todo eso que no te gusta nada puede ser potencial contenido de calidad.
Es posible que no te guste el contenido realizado ahora.
Te frustras. Lo borras. ¿Entonces qué te queda? Nada.
Date un respiro y revísalo de nuevo. Es posible que encuentres algo que te guste o que encuentres algo que te motive, encuentras el fallo y ya tienes tu fuente de inspiración.
Prueba un entorno «no ideal»
Si sentarte cada día en tu escritorio limpio no te sirve, cambia tu entorno.
Rodéate de notitas adhesivas, libretas, folios.
Cambia de sitio, vete a un lugar menos «profesional».
Utiliza tu móvil para tomar notas. Escribe en sucio. Lo que tú utilices para avanzar no tiene que ser impecable. Tiene que ser útil.
Es posible que un entorno demasiado pensado para trabajar te intimide. La sensación de estar en una oficina o ante algo serio te censura.
Quizás seas el tipo de persona que sin saberlo, necesita estar simplemente a gusto, en su salsa, para poder ser productivo.
Encuentra tu sitio, tus herramientas. No tienes por qué seguir el estereotipo de mesa limpia y todo sin ruidos.
No tiene por qué funcionarte lo que le funciona a otros.
Encuentra tu método.