Cómo ganar autodisciplina
La autodisciplina no es una de las cualidades más fáciles de desarrollar, por el contrario, amerita esfuerzo y determinación. A lo largo del artículo encontrarás 6 estrategias para aplicar y profundizar la autodisciplina o autocontrol en ti mismo.
Para empezar, hay dos preguntas esenciales que nos ayudarán a delimitar el término Autodisciplina. ¿Qué es exactamente la autodisciplina? Y la segunda sería, ¿en qué se diferencia de la motivación? A pesar de ser completamente diferentes, las personas tienden a confundir ambos términos.
El escritor Samuel Thomas Davies responde en pocas palabras ‘autodisciplina’ en la siguiente frase: La autodisciplina trata de inclinarse hacia la resistencia. Tomar medidas a pesar de cómo te sientes. Vivir una vida por diseño, no por defecto.
Pero lo más importante, es actuar de acuerdo con tus pensamientos, no con tus sentimientos.
Por un lado, la motivación es el nivel general del deseo de hacer algo, mientras que la disciplina es la habilidad de hacerlo independientemente de cómo te sientas. Hay días en los que nos despertamos sin ganas de cumplir con una actividad específica, pero es allí donde se aplica la autodisciplina.
Consiste en construir un punto de partida que te permita actuar en base a tus objetivos a largo plazo, sin importar de tu nivel de motivación.
Habiendo aclarado esto, es momento de comenzar con 6 estrategias claves que te ayudarán a fortalecer la autodisciplina:
Centrarse en la identidad
Aunque no pareciera tener un aspecto tangible en principio, la verdad es que se trata de un cambio de mentalidad. Para hacerlo lo más simple posible, cuando intentes cambiar tu comportamiento, olvídate del objetivo que tratas de alcanzar. Más bien, enfócate en el cambio de identidad que quieres que ocurra.
James Clear no lo podría explicar mejor en su libro llamado Atomic Habits. Al inicio del libro nos pone un escenario cotidiano en el que tenemos a dos individuos tratando de dejar el hábito del cigarrillo.
Cuando al primero le ofrecen un cigarrillo responde con un, “no, gracias, estoy intentando dejarlo.” A primera vista, suena como una respuesta adecuada y razonable. Sin embargo, parece que esta persona todavía se considera un fumador que está tratando de ser algo más. Espera que su comportamiento cambie mientras conserva sus mismos pensamientos.
Al segundo individuo también le es ofrecido un cigarrillo, a lo cual el responde, “no, gracias, no soy fumador.” Hay una pequeña diferencia, pero esta oración demuestra un cambio de identidad. Fumar era parte de su vida, pero ya no más, no en la actualidad. Ya no se identifica como alguien que fuma.
La razón es que cuando aceptas un cambio de identidad, deberás de comportarte de acuerdo a ese cambio.
Si te interesa saber más en profundidad por qué sucede esto, Robert Cialdini lo explica mejor en su libro Influence, The Psychology of Persuasion. Los humanos sentimos un impulso natural a comportarnos consistentemente con nuestras acciones del pasado.
Una vez que hayamos tomado una decisión o asumido una posición, encontraremos presiones personales e interpersonales para comportarnos de manera consistente con ese compromiso. Esas presiones nos harán responder de manera que justifique nuestra decisión anterior. Explica Robert Cialdini en su libro.
Ejemplo cambio de personalidad
Cambiar la mentalidad de esta manera es de gran ayuda a nivel personal. Si por ejemplo, tú eres aficionado a la música y tienes talento para tocar el piano, empieza a verte a ti mismo como un pianista, como un músico.
Es importante dar el salto y tomárselo con seriedad.
En muchas ocasiones, solo se trata de que el individuo padece del síndrome del impostor, impidiéndole reconocer las habilidades y el talento que posee. Deja ya de ser un aficionado al piano y empieza a ser un pianista. Así comenzarás a ver las maravillas que ocurren con solo cambiar la mentalidad.
Sin lugar a dudas, esta es la estrategia más importante y la que debes empezar a trabajar en primer lugar. Mejora el comportamiento y la mentalidad con el objetivo de cambiar tu identidad y no para alcanzar el objetivo mismo.
Crear recordatorios
La segunda estrategia consiste en recordarte a ti mismo por qué estás esforzándote en ser autodisciplinado. Al final del día siempre nos preguntamos el propósito de nuestras acciones si las queremos realizar consistentemente.
Pero es inevitable no pensar en el caso de Jim Carrey cada vez que se toca este concepto. ¿No conoces su caso?
Entonces te cuento, cuando Jim Carrey llegó a Hollywood no tenía demasiado dinero. Un día tomó una servilleta y escribió en ella como si se tratara de un cheque de 10 millones de dólares cuyo benefactor era él mismo dentro de 10 años.
Carrey puso el cheque en su billetera, de manera que cada vez que la sacaba, podía ver el cheque y recordar por qué estaba trabajando tan duro.
Esta estrategia también es muy útil para ti. Prueba con escribir los objetivos o la identidad que quieres adoptar.
Escríbelas en notas adhesivas y pégalas en los lugares donde sueles estar para que la veas todos los días. Es un recordatorio del por qué estás esforzándote en la autodisciplina. Este es el objetivo de todo el sacrificio.
Hacer lo que hay que hacer
El objetivo de esta estrategia es que encuentres las maneras de aceptar la incomodidad y la resistencia que sientes para hacer algo que amerita mucho trabajo o que es desagradable.
Un buen ejemplo es como cuando vas al gimnasio que empiezas a levantar peso. En el futuro serás mucho más fuerte y serás capaz de levantar una cantidad de peso superior.
Cada vez que aceptas no estar cómodo con algo es como un ejercicio de repetición. Eso es la autodisciplina, es una habilidad que puede ser aprendida y desarrollada, como un músculo que va creciendo a medida que entrenas.
¿A quién le gusta darse un baño con agua fría? Probablemente a ninguno. No es particularmente agradable sentir el agua fría como corre por nuestro cuerpo, pero ese es el punto.
Cada mañana cuando te bañas y eliges agua fría en lugar de la caliente, estás aceptando la incomodidad. Eso te hará cada vez mejor en el futuro. Es un entrenamiento que dará sus frutos independientemente de la tarea que tengas por delante.
Trata de practicar actividades que no sean las más cómodas. Ya mencionamos el ejemplo de ducharse con agua fría, pero además podrías inscribirte en el gimnasio e ir temprano en la mañana, optar por las escaleras antes que el elevador, entre otras. Esas son grandes oportunidades para estimular y desarrollar el músculo de la autodisciplina
Apuntar a lo fundamental
Con fundamental nos referimos a las necesidades biológicas: el sueño, la alimentación y hábitos de entrenamiento. Es crucial prestar especial atención a estos tres. ¿Por qué? Porque la parte de tu cerebro encargada del movimiento, la parte que regula los deseos y los impulsos requieren una gran cantidad de energía y por ende, descanso apropiado para funcionar adecuadamente.
Ten en cuenta que antes que nada, tú eres la combinación de sistemas biológicos. Cada uno de ellos requieren los estímulos correctos para poder obtener los mejores resultados. El cerebro necesita descansar, necesita ejercitarse y requiere una cantidad adecuada de nutrientes.
Cuando no duermes el mínimo de horas, no te ejercitas y además la alimentación que llevas no está balanceada, entonces es allí donde deberías empezar a enfocar tu autodisciplina.
Practicar Zazen
Zazen es una estrategia que pareciera para pocas personas, pero tal vez quieras probar la meditación. Hay una razón muy importante por la cual seguramente te intereses, y es que se ha probado científicamente que la meditación ha ayudado a las personas a mejorar su autodisciplina.
Estudios recientes llevados a cabo por la Universidad de Cambridge han demostrado que las personas que recibían un entrenamiento de compasión, el cual es un programa específico de meditación, fueron capaces de regular mejor sus emociones. Este aspecto es fundamental para la autodisciplina ya que permite tomar decisiones racionales y lógicas.
¿Quieres empezar? La forma más sencilla es a través de la meditación guiada. Para esto ya existen aplicaciones como Headspace y Calm. Incluso, podrás encontrar muy buenos videos en YouTube. Sin embargo, la forma de meditación que da mejores resultados en favor de la autodisciplina es la que se llama meditación Zazen.
Consiste en sentarse y concentrarse en la respiración con los ojos cerrados. Cuando practiques esto verás que de un momento a otro vendrán pensamientos distractores a tu cabeza y lo importante es darse cuenta de ellos. Cuando lleguen estos pensamientos, esfuérzate en que tu mente se concentre nuevamente en la respiración. A largo plazo, los beneficios de la meditación sobre la autodisciplina y la concentración son notorios.
Crear nuevos hábitos
Construir nuevos hábitos es en sí otra disciplina muy amplia cuando tratamos de cambiar nuestro comportamiento. No obstante, las etapas iniciales para crear un nuevo hábito por lo general demanda autodisciplina. Entonces, esto podría ser fantástico no solo para crear un hábito nuevo, sino además para volverse más disciplinado a lo largo del proceso.
Recuerda que para cualquier hábito que quieras formar debes empezar con poco, hacerle seguimiento al progreso, celebrar tus victorias y por último, recordar no enfocarte demasiado en la perfección. En vez de eso, concéntrate en dirigirte en el sentido correcto. Mientras avanza el tiempo y ese comportamiento se va volviendo más automático, tu autodisciplina va mejorando en el proceso.